Esta noche estaba soñando que dormía en mi casa, en Vigo, en mi cama, plácidamente e intensamente, descansando del viaje cuando sonó el teléfono para despertarnos. Las tres de la mañana. Anoche estuvimos despiertos hasta la una y cuarto, así que fue bastante violento volver a la realidad y ponerse en marcha. Pero había que tomar el vuelo hasta El cairo las siete, así que no quedaba otra a menos que quisiéramos quedarnos en tierra.
Las caras largas del grupo, y el doloroso depertar se iba aliviando a medida que pasaba el tiempo y me iba reencontrando con la gente de la expedición, siempre tan cariñosa y acogedora. Nos fuimos despidiendo de Aswan, de Nubia y de todas las experiencias maravillosas que esta parte del viaje nos había ofrecido. El aroma de la despedida penetraba en mis pulmones como una triste canción; era mejor no pensar en eso, activarse y volver al momento actual cuanto antes.
Para cuando llegamos al aeropuerto de Aswan, el sol ya estaba haciendo su entrada triunfal; aquí en Egipto amanece prontísimo todos los días (sobre las cinco de la mañana y estamos en noviembre). El sol calentaba mi cara y mi cuerpo, ya iba dejando atrás el letargo. Me animaba pensar que al día siguiente tendría tiempo libre para una buena siesta, un baño en la piscina del hotel y una buena ducha relajante. Pero antes de todo eso tendríamos que visitar el palacio de las esencias de Gamal, en El Cairo, en Giza, muy cerca de las pirámides en la misma zona donde tenemos el hotel. Durante el vuelo pensaba en la variedad de medios de transporte que he cogido durantes este viaje: coche, avión, tren, barco, camello, faluca... bromeaba con Rebeca acerca de tomar un Hovercraft para completar el set completo, pero eso ya será en otra ocasión.
Gamal es una de esas personas que calan profundamente y no dejan a nadie indiferente. Mi buena amiga Nuria, (ya sabéis, orgonite geometría sagrada en facebook) me había dicho que este hombre era un gran maestro de aromaterapia además de un amigo, un compañero de la luz y una persona de capacidades extraordinarias.