miércoles, 16 de noviembre de 2011

16 de noviembre de 2011


Muy buenos días, queridos lectores. Sería muy ingenuo pensar que habéis madrugado tanto como yo, y menos después de una fiesta como la de ayer, pero hay que aprovechar el día para cumplir con el programa así que a las seis de la mañana en pie y a seguir con las visitas.
Frente al barco, el templo de Kom Hombo o colina del oro, también conocido como el monte donde termina la sed. Templo dedicado al dios cocodrilo Sobek. Un dios controvertido, maldito, pero a la vez, un símbolo de buena suerte para los lugareños, ya que cuando había cocodrilos en la zona, era señal de que iba a haber buenas crecidas en el río, lo que significa buenas cosechas, abundancia y un buen año para toda la población. Como veis, el Nilo es la base de la buena o mala fortuna de todos los habitantes de Egipto. Así que ya sabéis, los cocodrilos, aunque muerden, no son tan malos, ya que traen esperanza y buena suerte aquí, en tierra de faraones.



Este templo, además del factor religioso, también tenía un importante servicio científico, ya que en sí mismo, era toda una facultad de medicina de la época, en donde se usaban los métodos más modernos de enseñanza e investigación. Algunos podrían competir con nuestras técnicas de medicina occidental actuales, y en algunos casos. Incluso superarlas. En sus grabados vimos forceps, enemas, recetas, herramientas de cirugía, partos... bastante impresionante, la verdad. También Enmhotep trabajó aquí, sí sí, el arquitecto de Sakkara; este hombre no paraba y le daba  todos los palos, ya que también era considerado toda una eminencia en medicina.
Tenemos documentada una charlita de Xavier también en este templo.


Después de la visita formal, un acto espontáneo de Estrella, de la red Ibérica de luz de Madrid, se animó a facilitar una meditación para animar al pueblo egipcio en estos tiempos a recuperar su poder, limpiar el pasado y mirar hacia adelante con esperanza.
 El grupo formó un círculo cogidos de la mano y transmitimos toda nuestra fuerza y amor para limpiar karmas pasados de Egipto y del planeta. Las palabras de Estrella tuvieron mucha fuerza y me conmovieron profundamente, espero el mejor de los resultados para la tierra de faraones, que no deja de ser un reflejo de lo que pasa en el planeta y somos todos hermanos.
Mientras escribo estas líneas estoy en un autobús por el desierto de camino a Habu Simbel, lugar dedicado a Ramsés II (el faraón amado). Es un viaje de 3 horas y da un poco  de pena dejar el barco hasta la noche, pero el espectáculo promete y el trabajo sobre el primer chakra promete grandes e intensas sensaciones. Por cierto, de camino al templo, en mitad del desierto, a kilómetros y kilómetros de cualquier mínimo indicio de civilización, encontramos una casita rosa al más puro estilo pin y pon, os dejo una foto para que os quedéis igual de alucinados que nosotros ¿de quién será?¿tal vez una antigua frontera? Intentaré averiguarlo.

Abu Simbel me espera. Besos y hasta la siguiente entrada.

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